Teníamos
el alma en blanco y negro
pero cuando ella dijo
"¡No vayas a hacer
un poema sobre esto!"
reímos tanto.
Fue domingo:
los vecinos escucharon
y vimos Mata Hari
hasta que paró la lluvia.
Cerré la puerta de abajo
y tras el sms
la euforia matinal
de las dos de la tarde nubladas y cogidas
se mezcló
como un pisco sour tucumano
con los años que se han ido
y el futuro adusto del lunes.
Arriba ella
qué carajo
habrá sentido.
martes, 4 de octubre de 2011
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