sábado, 31 de julio de 2010

L'inverno a casa


Con Borghetti
la ventana abierta que trae el solcito
tengo que escribir obviedades sobre reich freud
escucho Beirut y el alma vuela como un conejo
no quiero no quiero
que se haga de noche.

sábado, 24 de julio de 2010

33 segundos


Cada 33 segundos
este mundo escucha
"necesito algo nuevo"
y alguien se siente
como un Ford Falcon
modelo ochenta.

martes, 20 de julio de 2010

Track track


suena la ducha
el agua se lleva
los años
como polvo

del otro lado de la puerta
vos todavía no conocés
cómo será tu cara en el espejo

no habías hecho nunca
ese gesto
viejo como el hombre
ahora no sabés
qué nombre ponerle

no te queda violencia
ira
nada
y a ella
no le queda amor

vas pensando
cuántos bolsos tenías
y si vas a extrañar
la heladera

ojalá
el último olor
hubiera sido ella
y no
verga ajena

recién comienza
La Marcha Sobre Roma
del alma

esta casa ya no guarda nada para vos.

viernes, 16 de julio de 2010

Mal momento

Chupando concha
hasta el calambre de lengua
abro los ojos
y zas
la sonrisa pútrida
me recuerda que
no
no me estaba haciendo la paja

Orsai lainman
No

Vos no tenés
la dulce saliva de mi ex
ni las tetas

Ni siquiera las tetas
de la histérica de la semana pasada
mas grandes que todas
pero muertas por la goma
y pezones casi machos

Ay
ya no va a volver
ella que no tenía rulos
sino ondulaciones justas
carne en serio en los labios
y en todos lados
Ay no

Voy a cerrar los ojos de nuevo
hasta que se prenda la luz
y mamá me dé las buenas noches
papá ría y me ponga un disco
la abuela corte las hojas más tiernas de la parra y nos regale niños

Soñé con la vieja casa verde
se caía
se caía

Y esa semana que pasó no sólo hubo siliconas
visité la casa
ya no está la parra
también ha muerto el limonero
igual que la abuela Ivonne
(su risa era más pura que un orgasmo de Reich)
y los domingos.

Mi ciudad cada día que pasa
se pone más fea
y ajena.
Hace tanto me expulsaste
y aún vuelvo
buscando lo que no hay.
Suerte tenemos todos
que no me guste la chacarera.
Me pregunto si pensaba en mí
el que inventó lo de
'La Banda, cuna de poetas'.

Puedo seguir el divague
pero
se queja la pendeja.
Estará acabando.
Son las cinco de la tarde.
Las cinco en punto de la tarde.
Voy a seguir chupando
y que nadie prenda la luz,
a esta hora pasaba la chipaquera.

miércoles, 7 de julio de 2010

José Carpio (1954-2010): revolucionario socialista y amigo

(una versión reducida se publica en Prensa Obrera 1136)

Ni la muerte se salvó de José. La peleó hasta la última, como una cuestión de principios.

Comenzó su vida adulta como mecánico de aviones en la Fuerza Aérea, pero se fue harto de las arbitrariedades. Golpeó a un oficial que lo sometía a castigos sin motivo y pidió la baja. Tiempo atrás había comenzado a leer libros del Che Guevara, que ocultaba en la guarnición donde prestaba servicio. Pasó a trabajar en la construcción y la década menemista lo dejó en la calle. Entonces hizo lo que mejor sabía hacer: luchar.

Carpio fue el principal dirigente del movimiento piquetero cordobés en el período clave de la Coordinadora de Desocupados y el Sutrade (Sindicato Único de Trabajadores Desocupados). En ese momento se sumó al Partido Obrero y estuvo a la cabeza de grandes conflictos y, particularmente, del sector del movimiento de desocupados que combatió la cooptación estatal.
Pero sería injusto y limitado recordarlo sólo como ‘luchador', porque José fue además un socialista cabal. Cada situación de su vida diaria era para él un episodio de la lucha de clases, y trataba siempre de explicar los problemas como manifestación de la descomposición capitalista, concluyendo en la necesidad del socialismo. Esto lo aplicó hasta para explicar su enfermedad: la única duda que tenía era si el capitalismo le había generado cáncer a partir de las fumigaciones sojeras en su barrio, del tabaquismo, o de la combinación de ambas.

Un jugador de Boca supo contar que, cuando le tocó compartir equipo con Maradona, hacia el final de la carrera de éste, la forma en que controlaba la pelota y cómo vivía los entrenamientos, dejaban ver lo grande que había sido el Diego en su momento de esplendor. A mí me pasó con Carpio: lo conocí cuando ya había sufrido una traqueotomía y tenía muy reducida la capacidad pulmonar. Impedido de hablar y con dificultades para movilizarse, fue uno de los impulsores del movimiento contra el abuso policial en Alta Gracia y se cargó encima la campaña electoral 2009, bancando pegatinas y pintadas que hasta el día de hoy cubren las principales paredes de la ciudad.

Era un apasionado, por el socialismo y por la vida. Amaba a las mujeres y a los amigos. Cuando comenzó a ingresar seguido al hospital bromeábamos: lo visitaba tanta gente que parecía una estrella de rock. No era casualidad, la amistad de Carpio nunca mostraba fisuras.
Nombramos la revolución, el Partido Obrero, el amor, la amistad, Boca Juniors y el rock porque ésas eran sus pasiones. Faltan sólo quizá su familia, la buena comida y el vino.

Justamente, en los asados, José solía mostrar orgulloso su nombre en la página 45 del libro “Una historia del movimiento piquetero” (Luis Oviedo). Y está bien. Carpio ya no está, pero ha dejado su huella en la conciencia de la clase obrera argentina. No es algo menor, en especial para alguien con un optimismo indestructible y una confianza a prueba de balas en el futuro socialista de la humanidad. En cada piquete de huelga, en los cortes de calle y las puebladas, en todas las luchas inspiradas en el método del movimiento piquetero, ahí va a estar José. Y, como le prometimos varios compañeros, también va a estar cuando el proletariado irrumpa en la Rosada. Hasta la victoria, culiao.